la fe de jesús

La Fé de Jesús



13. LO QUE LA BIBLIA ENSEÑA ACERCA DE LA MUERTE

Lección 13

La vida


1. ¿Quién creó al hombre y a la mujer? Génesis 1:27 - Génesis 2:7


La muerte


2. ¿A qué compara Jesús la muerte? S. Juan 11:11-13

3. ¿Saben algo los muertos? Eclesiastés 9:5-6

4. ¿Qué ocurre con el “alma”? Ezequiel 18:4

5. ¿En qué momento recibiremos la inmortalidad? 1 Corintios 15:52-53

6. ¿Debemos consultar a los muertos? Deuteronomio 18:10-12 - Isaías 8:19-20


¿Qué debo hacer?


1. Consolarme con la esperanza de la resurrección. 1 Tesalonicenses 4:13-18

2. Creer que Jesús me resucitará. S. Juan 11:25

3. Perseverar hasta alcanzar la inmortalidad que Dios nos dará. Romanos 2:7


Mi resolución


Confío en las maravillosas promesas de Dios. Me entrego a Jesús para obtener la vida eterna.






ESTUDIO ADICIONAL


La muerte es la cesación total de la vida. La muerte es un retorno al polvo (Eclesiastés 3:20). No se goza ni se sufre más (Eclesiastés 9:5, 6). Deja de ser (Salmos 104:29). Terminan los pensamientos (Salmos 146:4). No se participa más en las preocupaciones de los vivientes (Job 4:21; Salmos 6:5).

Inmortalidad. Solo Dios es inmortal (1 Timoteo 1:17; 6:15, 16). El hombre es por naturaleza mortal (Isaías 51:12). Su carne es mortal (2 Corintios 4:11). El alma también es mortal (Ezequiel 18:4). La inmortalidad será concedida después de la resurrección (1 Corintios 15:52-55).

Cristo esperanza de vida. Cristo promete dar la vida eterna (S. Juan 10:27, 28). Cristo quita la muerte y saca a la luz la vida (1 Timoteo 1:10). Jesús tiene las llaves del infierno y de la muerte (Apocalipsis 1:18).

LA VIDA Y LA MUERTE
“Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14). Esta es la pregunta que más preocupa al ser humano. Por lo tanto, Dios en su amor ha dado amplia respuesta en su Santa Palabra. Nos explica que la vida es la asociación de sus elementos: el polvo de la tierra y el espíritu de vida proveniente de Dios (Génesis 2:7). La muerte es el proceso inverso: el polvo vuelve al polvo y el espíritu regresa a Dios (Eclesiastés 12:7). La causa real de la muerte es el pecado (Romanos 6:23). El pecado pasó a todos los hombres y por eso todos tienen que morir (Romanos 5:12).

¿A DÓNDE VAN LOS MUERTOS?
Según la Biblia los muertos van al sepulcro, donde duermen hasta el regreso de nuestro Señor Jesucristo. La palabra “infierno” significa sencillamente “sepulcro”, pero no un lugar de sufrimientos perpetuos. En la Biblia no se menciona el “purgatorio”. Tampoco dice que los muertos van al cielo, pues la recompensa se dará a los justos cuando vuelva nuestro Señor Jesús y se produzca la resurrección.

¿PODEMOS COMUNICARNOS CON LOS MUERTOS?
En su desesperación muchos deudos procuran entablar relaciones con sus seres amados muertos. Pero la Biblia es clara al decirnos que los muertos no saben nada (Eclesiastés 9:5, 6). Por lo tanto, no pueden comunicarse con nosotros, ni nosotros con ellos. Sin embargo, debemos recordar que la primera mentira de Satanás se refería a este asunto. Dios dijo a Adán que si pecaba moriría, Satanás replicó: "No morirás"(Génesis 3:4). Satanás sigue tratando de engañar respecto a la muerte, está empeñado en sostener su mentira original; puede hacerlo fácilmente porque “es capaz de transformarse en ángel de luz” (2 Corintios 11:14). También los demonios son capaces de transfigurarse (Vers. 15). Muchos de los fenómenos aparentemente inexplicables o sorprendentes “son espíritus de demonios que hacen señales” (Apocalipsis 16:14). Por eso se nos insta a no “creer a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” (1 Juan 4:1). Dios en la Biblia condena terminantemente cualquier práctica ocultista o espiritista (Levítico 19:31; 20:27; Deuteronomio 18:10-12; Isaías 8:19). Seguir tales prácticas peligrosas puede llevar a la apostasía (1 Timoteo 4:1).

MARAVILLOSAS ESPERANZAS
La muerte se compara a un sueño: así como después de un arduo día de trabajo viene el sueño reparador, después de una larga vida, y llena de trabajos. Dios concede un merecido sueño de descanso (S. Juan 11:11-14).

Resurrección. La muerte no es el fin de todo. La despedida al ser querido que parte no es definitiva, es simplemente un “hasta luego”. En la Biblia, en muchos lugares, se habla de la esperanza bendita de la “resurrección” (Isaías 26:19; 1 Tesalonicenses 4:16; S. Juan 6:40).

Transformación. Al resucitar se poseerá un nuevo cuerpo, nueva mente y nueva personalidad (1 Corintios 15:42-44; 51-56; Filipenses 3:20, 21).

No habrá más muerte. Como todas las otras desgracias producidas por el pecado, Dios eliminará la muerte para siempre. Al reunirnos con nuestros seres amados, lo haremos con la plena seguridad de que nunca más se dirá adiós y que jamás habrá separación (Isaías 25:8; S. Lucas 20:36; Apocalipsis 21:4).

Estas maravillosas esperanzas deben robustecer nuestra fe en las seguras promesas de Dios. Cuando muere un ser querido tendremos la natural tristeza humana, pero nuestro llanto no será de desesperación. Cuando tengamos que afrontar el momento supremo, ojalá se pueda decir de nosotros: “Mas el justo en su muerte tiene esperanza” (Proverbios 14:32).





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