la fe de jesús

ESTUDIO ADICIONAL

Satanás es el autor del pecado. Lucifer fue creado perfecto (Ezequiel 28:14, 15). Quiso ser igual a Dios (Isaías 14:13, 14). Se produce una batalla en el cielo (Apocalipsis 12:7-9). Lucifer no permaneció en la verdad (S. Juan 8 :44). Peca desde el principio (1 Juan 3:8). ¿Qué es el pecado? Transgresión de la ley de Dios (1 Juan 3:4). Toda maldad es pecado (1 Juan 5:17). Saber hacer lo bueno y no hacerlo (Santiago 4:17). Rechazar el mensaje de Jesús (S. Juan 15:22).

Las terribles consecuencias del pecado: produce desgracia y problemas (Deuteronomio 1:26-28; Romanos 2:9). Quita la paz del alma (Isaías 57:20, 21). Separa el alma de Dios (Isaías 59:2). Torna al pecador siervo de Satanás (1 Juan 3:8). El pecador queda destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Causa la perdición y la muerte eterna (Romanos 6:23). Todos han pecado (Romanos 3:23). El pecado queda registrado (Jeremías 2:22).

Auxilio eficaz en la lucha contra el pecado:
Satanás ataca como león rugiente (1 Pedro 5:8).
Tenemos una lucha constante contra las asechanzas del diablo (Efesios 6:11, 12). Pero si estamos con Dios el diablo huye (Santiago 4:7). Tenemos una armadura completa para defendernos de los ataques del maligno (Efesios 6:11-17). La sangre de Cristo nos limpia de los pecados (1 Juan 1:7).

¿QUIÉN HIZO A SATANÁS?
Dios no creó a Satanás (adversario), sino a Lucifer (Lucero), una criatura de extraordinaria belleza e inteligencia. Este permitió que anidara en su corazón, el celo, la envidia, el odio y el orgullo. En el colmo de su extravío, pretendió ser igual a Dios. Se rebeló contra Dios acusándolo de tiranía y desamor. Dios no destruyó a Satanás para que manifestara en toda su crudeza la malignidad de su proceder, y no quedaran dudas acerca de la justicia y el amor de Dios.

EL PECADO ORIGINAL “Y crio Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los crio”. “Y vio Dios que lo que había hacho y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:27, 31). El hombre fue dotado por su hacedor de inteligencia, razonamiento, libre albedrío. Tenían la noble capacidad de elegir su propio destino.

Al enfrentarse con Satanás y caer en la tentación cometió el pecado de su desobediencia a un mandato expreso de Dios. Además, ejercitó equivocadamente su libre albedrio. Creyó el falso aserto de Satanás y desconfió de la advertencia de Dios. De esa manera desechó a su Padre Dios, y se puso bajo la tutela de Satanás.

LO TERRIBLE QUE ES EL PECADO
“Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, no vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:6). El profeta compara el pecado a la terrible enfermedad llamada lepra. Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador. Quiere verlo libre de sus espantosas consecuencias. El pecado siempre causa desgracias y problemas. “Mientras callé envejeciéronse mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano: volvióse mi verdor en sequedad de estío” (Salmos 32:3).

Las consecuencias peores son el derrumbe de la vida espiritual y el apartamento de Dios. El rey Saúl, es un ejemplo típico de la ruina del alma que se entrega al pecado. Judas, es otro ejemplo trágico, del final ruinoso de quien permite que el pecado haga presa de su alma.

EL FIN DEL PECADO
La calamitosa experiencia del pecado llegará a su fin junto con su autor. Satanás y sus ángeles están reservados para el juicio del gran día (Judas 6). Será derribado en el sepulcro (Isaías 14:15). Finalmente, será destruido en el gran lago de fuego (Apocalipsis 20:10). El pecado será raído y nunca más volverá a surgir (Nahum 1:9).

ILUSTRACIONES
En un cementerio los niños jugaban con una calavera. Descubrieron que algo se movía adentro. Era un clavo. Se hicieron las investigaciones y se comprobó que treinta años antes, una mala mujer mató a su marido con ese clavo. Parecía que todo estaba olvidado, pero todo se descubrió, y la mujer, ya anciana, terminó sus pocos días en la cárcel. “Os alcanzará vuestro pecado” (Números 32:23). “Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser entendida y de venir a la luz” (S. Lucas 8:17).